sábado, 9 de febrero de 2013

Auguste: “Me imagino como dirigente del pádel”


Recién retirado de la actividad profesional, el histórico jugador argentino de pádel Hernán Auguste ya piensa en su futuro. Y más allá de que está embarcado en su proyecto personal con la construcción de su propio club en las afueras de Madrid, en esta charla con padeldelujo.blogspot.com sorprendió al reconocer: “Me veo como dirigente del deporte. Creo que en ese ámbito puedo ayudar”.



Con el adiós de este argentino muy amante de su país, se fue una parte del pádel en sí. El ‘Bebe’ fue uno de los padres fundadores de este deporte, ya que comenzó a jugar de manera profesional en los albores de la disciplina, y lo siguió haciendo en el alto nivel hasta diciembre pasado, cuando se despidió en medio de varios homenajes y el cariño del público.

Tal vez esa porción del deporte de las paletas que se fue con su retiro se recupere con el Bebe en otra función: la dirigencial. No ve como algo lejano incorporarse a la actividad dirigencial y organizativa del deporte, más allá de su ambicioso proyecto personal.

“La verdad es que me imagino como dirigente del deporte. Me gusta estar ligado a lo organizativo, a las relaciones con la gente del pádel, tanto jugadores como dueños de clubes y dirigentes. Me agrada pensar la forma de desarrollar el deporte. Me veo como un asesor, como alguien que puede dar consejos. Creo que puedo ayudar en ese sentido”, sostuvo Auguste.

Lo que nadie puede negar es que sabe del tema. Sus 22 años en la elite del pádel así lo certifican. Comenzó a jugar de manera profesional en 1991 y estuvo en los primeros lugares del ránking allí durante 10 años. Luego se instaló en España y también estuvo en la pelea por los primeros puestos, esta vez por 12 temporadas.

En el interín jugó y ganó seis mundiales por equipos y dos por parejas, en todas partes del planeta, y participó en eventos de promoción del deporte en ubicaciones tan disímiles como Las Vegas y Dubai.

En ese sentido, expresó: “Siempre observé mucho los temas organizativos, en todos los lugares a los que fui a jugar. Es algo que me interesa, y por eso le prestaba mucha atención. De ahí saqué enseñanzas y experiencias que tal vez pueden servir en lo dirigencial”.

Por lo pronto, está a punto de terminar su propio club, el Pádel People Torrelodones, en las afueras de Madrid. Vive una realidad que jamás hubiera imaginado allá por principios de la década del ’90, cuando arrancaba la aventura de ser jugador profesional de este –naciente por esa época- deporte. Una realidad que lo sorprende y lo gratifica.

“En ese momento yo había dejado de jugar al tenis con 20 años recién cumplidos. Sentía que no era lo mío. Ahí fue que me encontré con el pádel. Y fue lo que me devolvió la alegría que me estaba faltando. Es una actividad que me dio mucho: Conocer países, gente, amigos, relacionarme, en definitiva, me dio una profesión”, rememoró el Bebe.

Reconocido por su seriedad y responsabilidad para afrontar los sacrificios del deporte de alto rendimiento, el bonaerense también observó el pádel desde un foco económico. Detectó que además de ser una actividad que le divertía, también se podía transformar en un medio de vida: “Cuando arranqué vi que los valores de los contratos de los profesionales eran altos. Entonces imaginé que iba a poder vivir de esto siempre y cuando me metiera entre los mejores. Y ya en esa época comencé a entrenar seis horas por día”.

Claro, todo balance tiene su ‘debe’. Cuestiones que hay que sacrificar para lograr el objetivo. No todo fue un lecho de rosas en la vida profesional de Auguste, quien años después de decidir dedicarse a pleno a la paleta, se vio obligado –como muchos otros- a emigrar hacia España.

El tono de voz del Bebe cambia cuando toca este tema. Un dejo de melancolía aparece en su entonación cuando recuerda ese momento. “Fue una de las decisiones más difíciles de mi vida. Yo amo Buenos Aires, y la idea fue siempre volver. Pero con el paso del tiempo se fueron dando una serie de circunstancias que me lo impidieron. Creo que si tengo que decir qué fue lo que me quitó el pádel, es eso. Vivir en mi país”.

No es una frase aislada; Bebe se explaya en este asunto y deja en claro que se trata de algo doloroso. “Yo estoy muy bien acá en España. Me desarrollé en lo profesional, mis hijos se están educando acá y estoy más que conforme. Pero cuando llego a Baires es como que nunca me fui. Esas cosas son difíciles de llevar, no vivir donde todos te conocen, donde salís de tu casa y te saluda el quiosquero, te cruzás con tu maestra de la primaria y te ponés a charlar. Esas cosas se extrañan”.

Al que no se lo va a extrañar tanto es a él. Porque va a seguir fuertemente vinculado al ambiente del pádel. Hoy, con su flamante club y su nueva ocupación, la de entrenador. Quién sabe mañana, desde un lugar en la dirigencia del deporte. Ganas no le faltan. 

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